La esclerosis lateral amiotrófica

Hace ya casi dos meses realicé un artículo a cerca de la eutanasia, la primera de las muchas entradas semanales que llevo haciendo durante estos meses. En ese mismo artículo hablaba sobre el caso de María José Carrasco, una enferma de ELA que ante la imposibilidad de recibir la eutanasia puso fin a su dolor con la ayuda de su marido. Por esta y muchas más razones, esta semana me gustaría hablar sobre esta enfermedad.

Cerebro
Fuente Pixabay


La enfermedad del ELA es una de las tantas enfermedades incurables que existen a día de hoy. Aunque la mayoría de las enfermedades que le afectan a la población mundial afortunadamente y gracias a la ciencia son capaces de ser tratadas con éxito Aún existen un elevado número de enfermedades que no disponen de una cura. Decimos que una enfermedad es incurable cuando no existe un tratamiento para combatir dicha enfermedad, y el cuerpo dispone de sí mismo para intentar combatirla. En ocasiones estas enfermedades pueden ser mortales a largo o corto plazo, pero en otras ocasiones no suponen un gran inconveniente para la vida del afectado, pudiendo también existir un tratamiento paliativo que mejore la calidad de vida o reduzca los síntomas.

El ELA o por su nombre completo Esclerosis Lateral Amiotrófica, es una enfermedad que se produce en las neuronas del cerebro, del tronco cerebral y de la médula espinal encargadas del control y movimiento de los músculos. Esta se origina cuando dichas neuronas poco a poco van disminuyendo su funcionamiento hasta finalmente morir, causando una progresiva parálisis de los músculos y consiguientemente la muerte. Esta parálisis no afecta en absoluto la inteligencia y sensibilidad del diagnosticado, además de que tampoco afecta a las neuronas encargadas del movimiento de los ojos y los esfínteres internos, pero si afecta en la movilidad de la caja torácica dificultando la respiración. El ELA también es conocido como enfermedad de Lou Gehrig o Charcot.

Aún a día de hoy las causas que conducen al padecimiento de esta enfermedad son desconocidas en gran medida, ya que solo 1 de cada 10 casos se debe al factor genético. Por lo que tener un pariente hereditario de ELA es un gran factor de riesgo. Además también se ha encontrado un mayor riesgo a su padecimiento en militares o personas que han estado en el campo de batalla, desconociendo con exactitud sus motivos, pudiendo tener relación con las toxinas ambientales. También en ocasiones ha afectado en mayor grado a distintos grupos de personas, como jugadores de fútbol o habitantes de Guam.

Esta enfermedad es más frecuente en los varones, y aunque los síntomas pueden aparecer a edades tempranas, estos suelen presentarse después de los 50 años en la mayoría de los casos. La pérdida de fuerza muscular y coordinación que genera suele comenzar en los brazos y piernas o en la capacidad respiratoria, dificultando cualquier actividad diaria. Aparte de no afectar la movilidad de los ojos como dije anteriormente, tampoco ejerce ninguna influencia en los sentidos pero esta debilitación de los músculos conlleva a una atrofia muscular. Entre los síntomas más comunes se encuentran la dificultad de caminar, subir escaleras, coger objetos, dificultad de tragar, problemas del habla o debilidad en los músculos del cuello.

Seguido de la aparición de alguno de sus síntomas, su detección se produce mediante diferentes pruebas. En primer lugar, se suele realizar algún examen físico como comprobar los reflejos, el caminar o temblores. A continuación, se llevan a cabo otro tipo de exámenes que van desde análisis de sangre hasta una punción lumbar. Si se detecta la enfermedad y al no aún existir cura, se procede a la ingesta de diferentes medicamentos que generan un atraso de los síntomas y dan una mejor calidad de vida al afectado. Por otra parte, esto suele complementarse con ejercicios de rehabilitación o fisioterapia para evitar o frenar el deterioro muscular. 

Persona en silla de ruedas
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Desafortunadamente las personas diagnosticadas con ELA tienen una esperanza de vida de entre 3 a 5 años desde su diagnóstico. Aunque existen excepciones como el famoso astrofísico Stephen Hawking, quien con tan solo 21 años fue diagnosticado y recibió una esperanza de vida de 2 años. Stephen rompió todos los pronósticos y consiguió vivir con esta enfermedad 55 años más. Esto puede deberse a su decisión de seguir una dieta sin gluten, ya que recientemente se han documentado recuperaciones de pacientes que han eliminado este de su dieta. Por lo que da que pensar que por lo menos en parte el gluten tiene algún tipo de relación con esta dolencia.

Espero con este artículo haber podido visibilizar un poco más esta enfermedad y dar un pequeño soplo de esperanza a aquellos y aquellas que la padecen, haciéndoles saber que no están solos ante esta lucha.

Nos vemos en el siguiente artículo...


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